Los Cofanelli prestan servicios de picado de cultivos forrajeros en un área que va del sur de Salta hasta el centro sur de Córdoba. También son productores, trabajan 500 hectáreas destinadas a engorde a corral y agricultura en la localidad cordobesa de Colonia Almada. A punto de recibirse de ingeniero agrónomo, Bruno, de 24, trabaja junto a su padre Hugo, un hombre con más de 20 años de experiencia como contratista forrajero. Para ellos, la tecnología de precisión es un camino que no tiene reversa. “El futuro de las explotaciones productivas está asociado a estas herramientas”, afirman.
La constante búsqueda de calidad de picado ha convertido a los Cofanelli en históricos y fieles usuarios de las picadoras CLAAS. En Silo Reserva, como se denomina la empresa, hoy la estrella es una JAGUAR 960. “Un maquinón”, dice Bruno y destaca la mecánica, “con un motor impresionante que no falla nunca”, y el cracker “que tiene una forma de corte muy provechosa”. En su opinión, el partido de granos que logra el equipo hace la fibra más larga, lo que deriva en un picado más simple y un resultado de mayor calidad desde el punto de vista nutricional.
Hace un par de años los Cofanelli se volvieron fanáticos de la agricultura de precisión. “Extraemos los mapas de rendimiento y se los mandamos por correo a los clientes que lo requieran. Como contratistas nos sirve mucho porque es un servicio más que le ofrecemos al productor”, comenta el joven que como profesional de la agronomía es un entusiasta de las herramientas digitales aplicadas a la actividad productiva.